
Un reciente estudio ha comprobado que el ritmo musical, las melodías y la armonía musical estimulan varias áreas particulares del cerebro, lo cual sugiere que la música puede ser utilizada para ayudar en casos de problemas del habla y en varios tipos de problemas intelectuales vinculados a la vez con el cerebro y con los sonidos. Desde hace bastante tiempo los científicos están investigando de que manera afectan la música y la armonía al desarrollo cerebral, especialmente en aquellas personas que estudian música y en las que se evidenciaron mayores interconexiones neuronales que en aquellas personas que son indiferentes a la música o que no estudian ningún instrumento musical.
“Definitivamente existe una biología de la música”, expreso recientemente el Dr. Mark Tramo de la Escuela de Medicina de la universidad de Harvard. “La música es biológicamente una parte de la vida humana tanto como lo artístico en si mismo es parte de la pasión humana.”, agrego. El Dr. Gottfreid Schlaug del Centro medico Israelí de la ciudad de Boston ha reportado que el cerebelo es mas grande de lo normal en estudiantes masculinos de música clásica que en hombres que no estudian musica.
El Dr. Schlaug ha utilizado equipos de resonancia magnética nuclear para comparar los cerebros de 32 instrumentistas clásicos diestros con los de otros 24 hombres también diestros que no tocaban ningún instrumento musical. El ha encontrado una diferencia del 5% en el volumen de sus cerebelos. “Encontrar evidencia como esta es muy importante. La estructura del cerebro parece adaptarse y predisponerse a la música. … Debe dejarse en claro que los músicos mencionados no han nacido con estas diferencias en comparación con las otras personas comparadas.”, aclaro en científico.
Una investigadora en neuropsiquiatría del Instituto de neurología McGill de Montreal, en Cañada, ha estudiado las respuestas emocionales a la música entre gente que ni estudia ni escucha habitualmente música. Los mapeos cerebrales mostraron que algunas partes definidas del cerebro responden especialmente a la música armónica pero no a los sonidos mas brutos, vinculados a los ruidos fuertes e inarmónicos. Cuando, en el estudio mencionado, se pasaba de música placentera y armoniosa a música menos placentera y mas ruidosa, las áreas mencionadas dejaban de mostrar actividad para pasar a mostrar actividad una área especifica del cerebro llamada “parahipocampal Gyrus”.