Practicar música de forma habitual mejora las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial
La música es un creciente campo de investigación en la manera de entender los procesos mentales implicados en el comportamiento. Una investigación reciente asegura que la práctica musical se asocia con la plasticidad estructural y funcional del cerebro que, a su vez, confirma que éste puede ser modelado a través de la experiencia. Por este motivo, cada vez más especialistas recomiendan una formación musical para mejorar las habilidades lectoras y de escritura, sobre todo, en niños con dislexia.
Durante la última década se ha generalizado la investigación con músicos profesionales para el estudio de la plasticidad del cerebro. El motivo parece claro: para lograr una gran velocidad en los dedos, un músico necesita un gran entrenamiento mental. Un estudio realizado hace varios años ya concluía que un buen pianista o violinista pueden llegar a practicar 7.500 horas antes de cumplir 18 años. Los trabajos elaborados con este grupo parecen verificar los beneficios que experimenta la fisiología cerebral cuando se aprende a tocar un instrumento. Lutz Jäncke, profesor del Instituto Tecnológico de Zúrich (Suiza), ha recogido la mayor parte de los estudios realizados en la página web “Faculty of 1000″, donde más de 2.000 científicos relevantes opinan sobre la investigación científica principal.
Mejorar la inteligencia
Jäncke propone la música como terapia neuropsicológica, ya que mejora, sin duda, las habilidades del lenguaje, la memoria, la conducta o la inteligencia espacial (capacidad para percibir de forma detallada el mundo y formar imágenes mentales de los objetos). Esta última es fundamental para los pensamientos de la vida cotidiana, desde solucionar problemas matemáticos complejos hasta envolver el almuerzo diario.
Un estudio llevado a cabo con niños de seis años, a quienes se enseñó a tocar un instrumento durante 15 meses seguidos, demostró que, al final del entrenamiento musical, todos los menores experimentaron cambios en su anatomía cerebral. Las áreas usadas para procesar la música resultaron ser mayores y más activas. Publicado recientemente en la revista “Journal of Neuroscience”, es el primer estudio que se realiza sobre esta temática.
Las regiones afectadas empiezan a cambiar, incluso, a los pocos meses de iniciar el entrenamiento musical. Otra investigación canadiense de la Universidad McMaster, elaborada en 2006, señalaba que los cambios se comienzan a detectar a partir de los cuatro meses de enseñanza.
Terapia musical
Las regiones del cerebro implicadas en el procesamiento de la música también son necesarias para otras tareas, como la memoria o habilidades del lenguaje. Por tanto, “si la música tiene una fuerte influencia en la plasticidad del cerebro, es posible que este mismo efecto pueda utilizarse para mejorar el rendimiento cognitivo”, asegura Jäncke. Por este motivo, propone aprender a tocar un instrumento como terapia neurocognitiva. Uno de los estudios más importantes en este sentido lo realizó Teppo Sarkamo, neurólogo de la universidad de Helsinki, en 2008.
En él, intentó examinar si escuchar música a diario aumentaba las probabilidades de recuperar las funciones neurocognitivas y del estado de ánimo tras un accidente cerebrovascular (ictus). Los resultados mostraron una mejora significativa en la recuperación de la memoria verbal y de la capacidad de atención. También hubo una mejora sustancial del estado de ánimo. Según Jäncke, la música puede utilizarse como una herramienta no invasiva para terapias neurológicas. La formación musical, además, podría mejorar las habilidades lectoras y de escritura, más si se utiliza con niños disléxicos.
Puras ventajas
Además de los beneficios fisiológicos citados, la práctica de tocar mejora el estado anímico de los niños y su relación con los demás. Carolyn Phillips, directora ejecutiva de la Joven Sinfónica de Norwalk es autora de “Twelve Benefits of Music Education”, donde enumera las ventajas globales de la música. En el terreno individual, tocar un instrumento convierte a quien lo hace en una persona metódica que cuida los detalles (de lo contrario, no suena bien), planifica bien las tareas y tiene mucha capacidad de atención. Esta conducta puede trasladarse a la labor propia del estudiante, a quien se exige calidad y resultados.
La música es un medio de expresión, y una consecuencia de ello es una buena autoestima. Enseña a los jóvenes a vencer el miedo y asumir riesgos, aporta seguridad y autoconfianza. Si se forma parte de una orquesta o grupo, la práctica mejora el trabajo en equipo (para lograr un objetivo único) y la disciplina: para que una orquesta suene bien, el conjunto debe trabajar en armonía. Favorece el compromiso para aprender, asistir a los ensayos y practicar en casa.
Que dice la ciencia al respecto
Un reciente estudio ha comprobado que el ritmo musical, las melodías y la armonía musical estimulan varias áreas particulares del cerebro, lo cual sugiere que la música puede ser utilizada para ayudar en casos de problemas del habla y en varios tipos de problemas intelectuales vinculados a la vez con el cerebro y con los sonidos. Desde hace bastante tiempo los científicos están investigando de qué manera afectan la música y la armonía al desarrollo cerebral, especialmente en aquellas personas que estudian música y en las que se evidenciaron mayores interconexiones neuronales que en aquellas personas que son indiferentes a la música o que no estudian ningún instrumento musical.
“Definitivamente existe una biología de la música”, expreso recientemente el Dr. Mark Tramo de la Escuela de Medicina de la universidad de Harvard. “La música es biológicamente una parte de la vida humana tanto como lo artístico en si mismo es parte de la pasión humana.”, agrego. El Dr. Gottfried Schlaug del Centro medico Israelí de la ciudad de Boston ha reportado que el cerebelo es mas grande de lo normal en estudiantes masculinos de música clásica que en hombres que no estudian música.
El Dr. Schlaug ha utilizado equipos de resonancia magnética nuclear para comparar los cerebros de 32 instrumentistas clásicos diestros con los de otros 24 hombres también diestros que no tocaban ningún instrumento musical. El ha encontrado una diferencia del 5% en el volumen de sus cerebelos. “Encontrar evidencia como esta es muy importante. La estructura del cerebro parece adaptarse y predisponerse a la música. … Debe dejarse en claro que los músicos mencionados no han nacido con estas diferencias en comparación con las otras personas comparadas.”, aclaro en científico.
Una investigadora en neuropsiquiatría del Instituto de neurología McGill de Montreal, en Canadá, ha estudiado las respuestas emocionales a la música entre gente que ni estudia ni escucha habitualmente música. Los mapeos cerebrales mostraron que algunas partes definidas del cerebro responden especialmente a la música armónica pero no a los sonidos más brutos, vinculados a los ruidos fuertes e inarmónicos. Cuando, en el estudio mencionado, se pasaba de música placentera y armoniosa a música menos placentera y más ruidosa, las áreas mencionadas dejaban de mostrar actividad para pasar a mostrar actividad una área específica del cerebro llamada “parahipocampal Gyrus”; que es una región cerebral fuertemente asociada a la memoria, en la que, por ejemplo, se pueden observar grandes asimetrías en casos de esquizofrenia aguda.
En resumen, no caben dudas que la música puede ayudar a moldear adecuadamente nuestros cerebros. Solo es cuestión de practicarla y disfrutarla.
lunes, 21 de diciembre de 2009
martes, 15 de diciembre de 2009
Actividad cerebral e improvisación en el jazz
Dado que estamos organizando talleres para aprender improvisación para alumnos y estudiantes de todos los instrumentos, me pareció una buena idea comentar un poco mas profundamente que es y de donde viene la improvisación en la música.
De todos los estilos musicales que se conocen, probablemente el jazz sea el que más culto le rinde a la improvisación, tanto grupal como colectiva. Pero no hay que olvidarse que la historia dice que muchos musicos y compositores clásicos como Johan Sebastian Bach (el en especial, aunque no ha sido el unico), han sido grandes improvisadores (a pesar que en la actualidad en la musica clásica no se improvise demasiado).
Volviendo al jazz, en el café Lighthouse en Hermosa Beach (California), el gran trompetista Lee Morgan y su banda dieron una serie de conciertos en 1970, justo un par de años antes de que Morgan fuera asesinado por su novia. En uno de ellos interpretaron el tema "Absolutions", y durante más de 22 minutos estos músicos de jazz improvisaron hermosos pasajes hipnóticos para delicia de los amantes de este tipo de música que allí había. Normalmente ocurre, y en especial con el jazz en vivo, que hay temas en los que obviamente se sabe cuando empiezan pero no cuando terminarán. La improvisación es una de las esencias del jazz y en ella se unen la espontaneidad y la creatividad.
Estudiar algo tan volátil como la creatividad artística no es fácil para la ciencia, pero al fin y al cabo ésta es un producto del cerebro humano, y éste puede ser estudiado en el presente gracias a la moderna tecnología. Unos científicos del John Hopkins Institute han descubriendo que cuando los músicos de jazz improvisan desactivan las regiones cerebrales relacionadas con la inhibición y autocensura, dejando que la autoexpresión fluya. Charles J. Limb, uno de los investigadores implicados, afirma que cuando los músicos de jazz improvisan, generalmente con los ojos cerrados, lo hacen en un estilo que trasciende las reglas tradicionales de la melodía y ritmo generando una música que no ha sido interpretada con anterioridad que es completamente espontánea.
Aunque recientes estudios se han concentrado en entender qué partes del cerebro están activas durante la audición de música, pocos había que hubieran estudiado la actividad del cerebro de quien espontáneamente crea e interpreta música. Limb y sus colaboradores trazaron un plan para hacerlo utilizando resonancia magnética nuclear. Esta permite ver qué áreas cerebrales están más activas en el cerebro en un momento dado. Reclutaron a seis pianistas académicamente formados en jazz como voluntarios para los experimentos. Otros voluntarios que aprendieron de oído en la comunidad de jazzística también participaron.
Para el estudio se valieron de un teclado musical especialmente diseñado. Los sistema de imagen por resonancia magnética nuclear usan potentes imanes y la presencia de objetos metálicos en las cercanías es peligrosa. Por eso se creó un teclado especial que no contuviera piezas metálicas que fueran atraídas magnéticamente por el aparato. También se creó unos auriculares especiales para que los músicos pudieran escuchar lo que interpretaban.
A los voluntarios se les pidió realizar varios ejercicios. En el primero se les pedía memorizar una secuencia de notas y escalas, y se les proporcionó el sonido de un metrónomo como guía mientras tocaban. En el segundo ejercicio se les pedía que improvisaran al ritmo de un metrónomo y en una clave determinada. En el tercer ejercicio se les pidió que tocaran una canción determinada que tenían que memorizar con anterioridad mientras que una grabación de un cuarteto de jazz sonaba como fondo. En el último ejercicio se les pidió que improvisaran según esa misma música de fondo.
Durante todos los ejercicios el sistema de imagen de resonancia magnética nuclear funcional (RMNF) exploraba la actividad de sus cerebros.Los científicos analizaron después los datos proporcionados por el sistema de RMNF. Como las áreas cerebrales activadas durante la memorización tienden a estar activas durante la interpretación se sustrajeron las imágenes correspondientes, quedando sólo las áreas activas debidas a la improvisación. El patrón cerebral durante las improvisaciones solicitadas era muy similar en todos los casos.Encontraron que una región cerebral conocida como córtex prefrontal dorsolateral, región frontal del cerebro que se extiende a los lados, mostró una actividad muy baja durante la improvisación. Esta región cerebral está relacionada con la planificación de acciones y la autocensura. Así por ejemplo, esta región está activa durante una entrevista de trabajo para poder escoger las palabras adecuadas durante la misma. Desactivar esta región produce menos inhibiciones.
Los investigadores vieron además un aumento de la actividad del área del córtex prefrontal situado justo en el centro del lóbulo frontal del cerebro. Se ha asociado tradicionalmente esta región con la autoexpresión y actividades relativas a la individualidad, como cuando se cuentan historias sobre uno mismo.Según Limb el jazz es frecuentemente descrito como una forma de arte extremadamente individualista. Cree que lo que pasa cuando eres músico de jazz e interpretas es que estás contando tu propia historia en forma musical y desactivas los impulsos que pueden entorpecer el flujo de ideas novedosas.
Limb sugiere que este tipo de actividad cerebral podría darse también en otro tipo de comportamientos de improvisación como parte integral de la vida de los artistas y no artistas. Pone como ejemplo el caso de cuando la gente improvisa palabras en una conversación o improvisa soluciones a un problema. Añade que "sin este tipo de creatividad, los humanos no hubieran avanzado como especie. Esto es una parte integral de lo que somos."Estos mismos investigadores planean usar técnicas similares para ver si les ocurre lo mismo a otros artistas como poetas o pintores, así como a los no artistas.
Estudiar algo tan volátil como la creatividad artística no es fácil para la ciencia, pero al fin y al cabo ésta es un producto del cerebro humano, y éste puede ser estudiado en el presente gracias a la moderna tecnología. Unos científicos del John Hopkins Institute han descubriendo que cuando los músicos de jazz improvisan desactivan las regiones cerebrales relacionadas con la inhibición y autocensura, dejando que la autoexpresión fluya. Charles J. Limb, uno de los investigadores implicados, afirma que cuando los músicos de jazz improvisan, generalmente con los ojos cerrados, lo hacen en un estilo que trasciende las reglas tradicionales de la melodía y ritmo generando una música que no ha sido interpretada con anterioridad que es completamente espontánea.
Aunque recientes estudios se han concentrado en entender qué partes del cerebro están activas durante la audición de música, pocos había que hubieran estudiado la actividad del cerebro de quien espontáneamente crea e interpreta música. Limb y sus colaboradores trazaron un plan para hacerlo utilizando resonancia magnética nuclear. Esta permite ver qué áreas cerebrales están más activas en el cerebro en un momento dado. Reclutaron a seis pianistas académicamente formados en jazz como voluntarios para los experimentos. Otros voluntarios que aprendieron de oído en la comunidad de jazzística también participaron.
Para el estudio se valieron de un teclado musical especialmente diseñado. Los sistema de imagen por resonancia magnética nuclear usan potentes imanes y la presencia de objetos metálicos en las cercanías es peligrosa. Por eso se creó un teclado especial que no contuviera piezas metálicas que fueran atraídas magnéticamente por el aparato. También se creó unos auriculares especiales para que los músicos pudieran escuchar lo que interpretaban.
A los voluntarios se les pidió realizar varios ejercicios. En el primero se les pedía memorizar una secuencia de notas y escalas, y se les proporcionó el sonido de un metrónomo como guía mientras tocaban. En el segundo ejercicio se les pedía que improvisaran al ritmo de un metrónomo y en una clave determinada. En el tercer ejercicio se les pidió que tocaran una canción determinada que tenían que memorizar con anterioridad mientras que una grabación de un cuarteto de jazz sonaba como fondo. En el último ejercicio se les pidió que improvisaran según esa misma música de fondo.
Durante todos los ejercicios el sistema de imagen de resonancia magnética nuclear funcional (RMNF) exploraba la actividad de sus cerebros.Los científicos analizaron después los datos proporcionados por el sistema de RMNF. Como las áreas cerebrales activadas durante la memorización tienden a estar activas durante la interpretación se sustrajeron las imágenes correspondientes, quedando sólo las áreas activas debidas a la improvisación. El patrón cerebral durante las improvisaciones solicitadas era muy similar en todos los casos.Encontraron que una región cerebral conocida como córtex prefrontal dorsolateral, región frontal del cerebro que se extiende a los lados, mostró una actividad muy baja durante la improvisación. Esta región cerebral está relacionada con la planificación de acciones y la autocensura. Así por ejemplo, esta región está activa durante una entrevista de trabajo para poder escoger las palabras adecuadas durante la misma. Desactivar esta región produce menos inhibiciones.
Los investigadores vieron además un aumento de la actividad del área del córtex prefrontal situado justo en el centro del lóbulo frontal del cerebro. Se ha asociado tradicionalmente esta región con la autoexpresión y actividades relativas a la individualidad, como cuando se cuentan historias sobre uno mismo.Según Limb el jazz es frecuentemente descrito como una forma de arte extremadamente individualista. Cree que lo que pasa cuando eres músico de jazz e interpretas es que estás contando tu propia historia en forma musical y desactivas los impulsos que pueden entorpecer el flujo de ideas novedosas.
Limb sugiere que este tipo de actividad cerebral podría darse también en otro tipo de comportamientos de improvisación como parte integral de la vida de los artistas y no artistas. Pone como ejemplo el caso de cuando la gente improvisa palabras en una conversación o improvisa soluciones a un problema. Añade que "sin este tipo de creatividad, los humanos no hubieran avanzado como especie. Esto es una parte integral de lo que somos."Estos mismos investigadores planean usar técnicas similares para ver si les ocurre lo mismo a otros artistas como poetas o pintores, así como a los no artistas.
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miércoles, 9 de diciembre de 2009
Taller de improvisación y blues en Mar del Plata
A partir del mes de diciembre del año 2009 comenzará un taller de improvisación y blues abierto para músicos y estudiantes de todos los instrumentos. El mismo está orientado para todos los ejecutantes que quieran aprender a improvisar o mejorar sus habilidades, y si bien está orientado hacia el blues y el rock, es útil para músicos y estudiantes de cualquier estilo, ya que se tratan de manera práctica temas como acordes, escalas, tempo, swing, y fraseo, que son conceptos aplicables para cualquier género e instrumento.
También recordamos que paralelas a las clases de improvisación, continúan dictándose las clases de guitarra, para todos los niveles y estilos. tanto para quienes quieren aprender guitarra desde cero, como para los que ya tocan y quieren mejorar su técnica o sus habilidades. Para todos los músicos y estudiantes de Mar del Plata. Los interesados pueden comunicarse al tel (0223) 155-734699 o al mail sergiac@hotmail.com
También recordamos que paralelas a las clases de improvisación, continúan dictándose las clases de guitarra, para todos los niveles y estilos. tanto para quienes quieren aprender guitarra desde cero, como para los que ya tocan y quieren mejorar su técnica o sus habilidades. Para todos los músicos y estudiantes de Mar del Plata. Los interesados pueden comunicarse al tel (0223) 155-734699 o al mail sergiac@hotmail.com
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domingo, 6 de diciembre de 2009
Historia de la guitarra española
Curiosidades de la guitarra
En este post enumeré una cantidad de pequeñas curiosidades muy interesantes sobre la historia de la guitarra. Recomendable para todos los guitarristas, estudiantes, amantes de la musica y de la historia en general.
En este post enumeré una cantidad de pequeñas curiosidades muy interesantes sobre la historia de la guitarra. Recomendable para todos los guitarristas, estudiantes, amantes de la musica y de la historia en general.
- · La obra Tres Libros de Música en Cifras para Vihuela, publicada en Sevilla en 1546, de Alonso Mudarra (1510 ? - 1580) es el primer libro que contiene música para guitarra (guitarra de cuatro órdenes).
- · Las cuerdas de Nylon aparecen en 1946, para reemplazar a las cuerdas de tripa. Su inventor fué Andres Segovia.
- · Antonio Stradivarius (1644 - 1737), el célebre luthier de Cremona no sólo confeccionó violines, también hizo arpas, cítaras y guitarras. Hoy en día sobreviven dos guitarras de él.
- · Los trastes de la mayoría de los instrumentos predecesores a la guitarra estaban fabricados de tripa y eran amarrados al mástil a lo largo del diapasón.
- · Luis XIV, rey de Francia, tocaba la guitarra que era su instrumento favorito.
- · El compositor y guitarrista italiano Francisco Corbetta (1615 - 1681) fue uno de los primeros en escribir suites barrocas. Estas suites consistían de una allmanda, corrente y sarabanda; aunque, sin embargo, no las denominó "Suites", las agrupaba y aclaraba que debían ser tocadas juntas.
- · El padre Basilio, fray Miguel García, fue el primer músico en escribir música para guitarra en la notación musical moderna, alrededor de 1760.
- · El luthier Antonio Torres Jurado (1817 - 1892) es el responsable de desarrollar la guitarra moderna, tal como la conocemos en nuestros tiempos.
- · El guitarrista y compositor español Dionisio Aguado (1784 -1849) fue quien introdujo el uso de un banquillo donde se apoya el pie izquierdo para soportar al instrumento cuando se toca en posición sentada.
- · Se cree que el guitarrista ruso Simeon N. Aksenow (1773 - 1853) fue el que descubrió los sonidos armónicos en la guitarra.
- · "Diferencias sobre Guardame las Vacas" (1538), de Luis de Narváez (1510 - 1555), contenida en: Los seys libros del Delphin de música es el primer ejemplo de música impresa con tema y variaciones.
- · Niccolò Paganini (1782-1840) escribió más de 200 obras que involucran a la guitarra; escribió casi la misma cantidad de piezas para violín.
- · El nombre completo de Carulli (1792 - 1853), compositor y guitarrista italiano, era: Ferdinando Maria Meinrado Francesco Pascale Rosario Carulli.
- · El General San Martín, fue alumno de Fernando Sor.
- · Johann Sebastian Bach (1685 - 1750), nos legó 7 obras para laúd, entre ellas 4 Suites para Laúd Solo, que hoy en día son tocadas por grandes guitarristas.
- · El gran compositor del famoso concierto de Aranjuez, Joaquín Rodrigo, era ciego desde los 3 años a causa de una epidemia de difteria.
- · El gran Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta, estrenado en 1940 por el guitarrista Regino Sáinz de la Maza, es la obra clásica más vendida por las tiendas discográficas en el siglo XX y a la cual se han hecho más adaptaciones y arreglos para ser interpretado en instrumentos como arpa e incluso en estilo pop y jazz. Sin embargo, no cabe la menor duda que el concierto es bello tal como lo concibió su autor.
- · La palabra fuga aparece por primera vez en un libro de música práctica: Libro de música de vihuela intitulado Silva de Sirenas (Valladolid, 1547), del vihuelista español Enríquez Valderrábano (1500 - 1557?).
- · Heitor Villa-Lobos (1887 - 1959), además de ser un brillante compositor para guitarra del siglo XX, fue el compositor más prolífico de todos los tiempos. Su producción musical se compara en número a la obra de Lope de Vega en literatura.
- · Franz Schubert (1797 - 1828) componía en una guitarra ya que era tan pobre que no podía disponer de un piano.
- · Grandes compositores como Carl María Von Weber (1786 - 1826), Gioacchino Rossini (1792 - 1868), Héctor Berlioz (1803 - 1869), Richard Wagner (1813 - 1883), Giuseppe Verdi (1813 - 1901), tocaron y compusieron música para guitarra.
- · Las transcripciones de Tárrega y la dedicación de Andrés Segovia y Miguel Llobet a la guitarra suscitaron a grandes compositores a componer para guitarra; compositores como: Mario Catelnuovo-Tedesco, Manuel de Falla, Joaquín Turina, Manuel Ponce, Heitor Villa-Lobos, Federico Moreno Torroba, Juan Manén, Alfredo Casella, Albert Roussel, Alfonso Broqua y otros.
- · Isaac Albéniz al escuchar sus propias composiciones transcritas en guitarra por Tárrega, decía que eran superiores a las versiones de él para piano.
- · Agustín Barrios (1885 - 1944) fue el primer guitarrista en grabar música para guitarra de forma comercial en discos de 78 r.p.m. el año 1909.
- · La popular melodía Romance Anónimo o Romance d'Amor también conocida como Jeux Interdits que siempre se la asocia con España, no es española ni escrita por ningún compositor español. Es una antigua canción popular ucraniana.
- · El compositor francés Charles Doisy escribió nada más y nada menos que 50 variaciones para guitarra sobre el tema Folies d'Espagne; también Fernando Sor, Mauro Guiliani, Manuel Ponce y Gaspar Sanz escribieron variaciones sobre este tema para guitarra. Parece que este tema ha interesado a muchos compositores, a pesar que consista de sólo 5 notas; otros compositores como Frescobaldi, Corelli, Vivaldi, Domenico Scarlatti, Bach, Gretry, Cherubini, Liszt y Rachmaninoff también escribieron variaciones sobre este tema.
- · El guitarrista Francisco Guerau en su libro Poema harmónico compuesto de varias cifres por el temple de la Guitarra Española, publicado en 1694, tiene instrucciones de como utilizar la barra con el dedo índice de la mano izquierda.
- · Agustín Barrios fue el primer guitarrista en incluir en sus conciertos, una transcripción de una Suite para Laúd de Bach.
- · La primera guitarra de Fernando Sor la construyó el luthier Juan Matabosch, que trabajó en Barcelona, España.
- · El compositor ruso Andres O. Sichra (1772 - 1861) realizó 75 composiciones para una guitarra de 7 cuerdas.
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miércoles, 2 de diciembre de 2009
Musicoterapia
La musicoterapia es el uso de la música y/o sus elementos musicales (sonido, ritmo, melodía y armonía) realizada por un musicoterapeuta cualificado con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas. La musicoterapia tiene como fin desarrollar potenciales y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.
Actualmente la musicoterapia como disciplina de Salud se ha extendido alrededor del mundo. Hasta la actualidad, se han desarrollado carreras de grado y post-grado en: Europa (Alemania, Austria, Dinamarca, Italia, Francia, Hungría, Polonia, Reino Unido, España e Israel); Asia y Oceanía (Korea, Taiwan, Finlandia y Australia) y el Continente Americano (Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Uruguay, Perú, Argentina, México y Chile)
La musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público como privado, en abordajes tanto grupales como individuales. Las metodologías de trabajo varían de acuerdo a la población y a las escuelas y constructos teóricos que fundamenten el quehacer del musicoterapeuta.
¿Qué hace un musicoterapeuta?
“El musicoterapeuta es un profesional con unos conocimientos y una identidad tanto en el ámbito musical como en el terapéutico, y que integra todas sus competencias desde la disciplina de la Musicoterapia, para establecer una relación de ayuda socio-afectiva mediante actividades musicales en un encuadre adecuado, con el fin de promover y/o reestablecer la salud de las personas con las que trabaja, satisfaciendo sus necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas y promoviendo cambios significativos en ellos”. (De K. Bruscia, 1997, Definiendo Musicoterapia, Amarú Ediciones Salamanca).
Un musicoterapeuta implementa dispositivos específicos para la admisión, el seguimiento y el alta en un tratamiento musicoterapéutico. El bienestar emocional, la salud física, la interacción social, las habilidades comunicacionales y la capacidad cognitiva son evaluados y considerados a través de procedimientos específicos, como la improvisación musical clínica, la imaginería musical receptiva, la creación clínica de canciones y la técnica vocal terapéutica, entre otros. En ese proceso, el musicoterapeuta promueve y registra cambios expresivos, receptivos y relacionales que dan cuenta de la evolución del tratamiento. En las sesiones de musicoterapia, se emplean instrumentos musicales, música editada, grabaciones, sonidos corporales, la voz y otros materiales sonoros.
La musicoterapia no considera que la música por si misma puede curar; no existen recetas musicales generales para sentirse mejor.
Los efectos de la música en la conducta
La influencia de cada uno de los elementos de la música en la mayoría de los individuos es la siguiente:
Tempo: los tempos lentos, entre 60 y 80 pulsos por minuto, suscita impresiones de dignidad, de calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza. Los tempos rápidos de 100 a 150 pulsos por minuto, suscitan impresiones alegres, excitantes y vigorosas.
Ritmo: los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés.
Armonía: es cuando suenan varios sonidos a la vez. A todo el conjunto se le llama acorde. Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación.
Tonalidad: los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la extroversión de los individuos. Los modos menores presentan unas connotaciones diferentes en su expresión e influencia. Evocan el intimismo, la melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la introversión del individuo.
La altura: las notas agudas actúan frecuentemente sobre el sistema nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. El oído es sensible a las notas muy agudas, de forma que si son muy intensas y prolongadas pueden dañarlo e incluso provocar el descontrol del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema.
La intensidad: es uno de los elementos de la música que influyen en el comportamiento. Así, un sonido o música tranquilizante puede irritar si el volumen es mayor que lo que la persona puede soportar.
La instrumentación: los instrumentos de cuerda suelen evocar el sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a las composiciones un carácter brillante, solemne, majestuoso. Los instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico, liberador y que incita a la acción y el movimiento.
¿En que consiste una sesión de musicoterapia?
Normalmente no hay reglas fijas, ya que el terapeuta trabaja con libertad, de acuerdo a la patología o sintomatología presentada por el paciente, siempre usando la música como herramienta principal de trabajo, pero en líneas generales, podemos decir que una sesión de musicoterapia se compone de la siguiente manera:
A) Para comenzar la sesión, por lo general se inicia con una serie de ejercicios respiratorios de Chi Kung, con el objetivo de armonizar el cuerpo y la mente.
Actualmente la musicoterapia como disciplina de Salud se ha extendido alrededor del mundo. Hasta la actualidad, se han desarrollado carreras de grado y post-grado en: Europa (Alemania, Austria, Dinamarca, Italia, Francia, Hungría, Polonia, Reino Unido, España e Israel); Asia y Oceanía (Korea, Taiwan, Finlandia y Australia) y el Continente Americano (Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Puerto Rico, Venezuela, Uruguay, Perú, Argentina, México y Chile)
La musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público como privado, en abordajes tanto grupales como individuales. Las metodologías de trabajo varían de acuerdo a la población y a las escuelas y constructos teóricos que fundamenten el quehacer del musicoterapeuta.
¿Qué hace un musicoterapeuta?
“El musicoterapeuta es un profesional con unos conocimientos y una identidad tanto en el ámbito musical como en el terapéutico, y que integra todas sus competencias desde la disciplina de la Musicoterapia, para establecer una relación de ayuda socio-afectiva mediante actividades musicales en un encuadre adecuado, con el fin de promover y/o reestablecer la salud de las personas con las que trabaja, satisfaciendo sus necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas y promoviendo cambios significativos en ellos”. (De K. Bruscia, 1997, Definiendo Musicoterapia, Amarú Ediciones Salamanca).
Un musicoterapeuta implementa dispositivos específicos para la admisión, el seguimiento y el alta en un tratamiento musicoterapéutico. El bienestar emocional, la salud física, la interacción social, las habilidades comunicacionales y la capacidad cognitiva son evaluados y considerados a través de procedimientos específicos, como la improvisación musical clínica, la imaginería musical receptiva, la creación clínica de canciones y la técnica vocal terapéutica, entre otros. En ese proceso, el musicoterapeuta promueve y registra cambios expresivos, receptivos y relacionales que dan cuenta de la evolución del tratamiento. En las sesiones de musicoterapia, se emplean instrumentos musicales, música editada, grabaciones, sonidos corporales, la voz y otros materiales sonoros.
La musicoterapia no considera que la música por si misma puede curar; no existen recetas musicales generales para sentirse mejor.
Los efectos de la música en la conducta
La influencia de cada uno de los elementos de la música en la mayoría de los individuos es la siguiente:
Tempo: los tempos lentos, entre 60 y 80 pulsos por minuto, suscita impresiones de dignidad, de calma, de sentimentalismo, serenidad, ternura y tristeza. Los tempos rápidos de 100 a 150 pulsos por minuto, suscitan impresiones alegres, excitantes y vigorosas.
Ritmo: los ritmos lentos inducen a la paz y a la serenidad, y los rápidos suelen producir la activación motora y la necesidad de exteriorizar sentimientos, aunque también pueden provocar situaciones de estrés.
Armonía: es cuando suenan varios sonidos a la vez. A todo el conjunto se le llama acorde. Los acordes consonantes están asociados al equilibrio, el reposo y la alegría. Los acordes disonantes se asocian a la inquietud, el deseo, la preocupación y la agitación.
Tonalidad: los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la extroversión de los individuos. Los modos menores presentan unas connotaciones diferentes en su expresión e influencia. Evocan el intimismo, la melancolía y el sentimentalismo, favoreciendo la introversión del individuo.
La altura: las notas agudas actúan frecuentemente sobre el sistema nervioso provocando una actitud de alerta y aumento de los reflejos. También ayudan a despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. El oído es sensible a las notas muy agudas, de forma que si son muy intensas y prolongadas pueden dañarlo e incluso provocar el descontrol del sistema nervioso. Los sonidos graves suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema.
La intensidad: es uno de los elementos de la música que influyen en el comportamiento. Así, un sonido o música tranquilizante puede irritar si el volumen es mayor que lo que la persona puede soportar.
La instrumentación: los instrumentos de cuerda suelen evocar el sentimiento por su sonoridad expresiva y penetrante. Mientras los instrumentos de viento destacan por su poder alegre y vivo, dando a las composiciones un carácter brillante, solemne, majestuoso. Los instrumentos de percusión se caracterizan por su poder rítmico, liberador y que incita a la acción y el movimiento.
¿En que consiste una sesión de musicoterapia?
Normalmente no hay reglas fijas, ya que el terapeuta trabaja con libertad, de acuerdo a la patología o sintomatología presentada por el paciente, siempre usando la música como herramienta principal de trabajo, pero en líneas generales, podemos decir que una sesión de musicoterapia se compone de la siguiente manera:
A) Para comenzar la sesión, por lo general se inicia con una serie de ejercicios respiratorios de Chi Kung, con el objetivo de armonizar el cuerpo y la mente.
B) Luego, ya relajados y enfocados, se acostumbra a hacer una escucha dirigida, donde el terapeuta suele elegir una música acorde a las necesidades, físicas y emocionales del paciente, para ser escuchada en estado de relajación.
C) Seguido a la escucha, se comienza con el nudo central de la sesión, que es la parte de ejecución musical propiamente dicha, donde el paciente y el terapeuta comparten juntos la experiencia de hacer música. Para esto se utilizan diversas herramientas e instrumentos, como pueden ser por ejemplo instrumentos rítmicos, guitarra, canto, etc.
D) Para finalizar, el terapeuta y el paciente, realizan una práctica respiratoria en posición estática, de pie, cuyo objetivo es lograr una relajación y calma profunda, para que nuestro inconsciente y nuestro cuerpo puedan incorporar e integrar todos los elementos trabajados en la sesión.
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Musicoterapia
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